martes, 24 de mayo de 2022

La selva y sus ojos

Recobré la conciencia al son de los monos aullando,
En medio de la selva con media luna en el cielo,

Estabamos los dos sentados con una luz irradiante,
olvidaba que la media noche podía vestirse de medio día,
un ligero olor a veneno tan característico del alcohol se desprendía,
y sin saber cuando esto que parecía un sueño se detendría.

Los estruendos nocturnos palidecían frente al sonar de una dulce melodía,
cargada exigencias llenas de preguntas sin resolver,
Contando historias donde nadie mentía,
y compartiendo lo que los años no nos iban a devolver.

La misma noche desprendía de sus cabellos,
Dos astros como lunas en su semblante,
y sus uñas pintadas como destellos,
y sus incandescentes ojos pardo oscuros iluminando los alrededores.

Me percaté de la acción involuntaria en mi mano,
y con todos mis esfuerzos intenté detenerme,
pero la pluma danzaba alegre con las palabras de su boca,
despertando al escritor que casi siempre duerme.

Derrepenté abrí los ojos y vi en el ascender de mi aliento,
reflejado por medio de la iluminación publica,
en lo alto de la noche ni una sola estrella,
desorientado emprendí camino.

Anuncio allá del tiempo

Más allá del tiempo fueron una serie de cuentos que escribí durante el 2016 al 2017, con la intención de tener un proyecto de escribir cuentos cortos. Contiene algunos escritos que en su momento eran viejos y otros que eran las remasterizaciones (si así los podemos llamar) los subiré 1 a 1 con su respectivo número de capítulo, sin embargo no veo a más allá del tiempo siendo el proyecto actual. Ahora, veamos con calma si se alimenta por si solo el blog o si una vez más lo dejo en el olvido. Adicionalmente no recuerdo que versión de: "La Naturaleza y el tiempo" contiene este blog. Pero cabe resaltar que es mi escrito favorito, y la obra que nunca he podido superar. Para el que llegue a este blog por casualidad. No me malinterprete, ha pasado demasiado tiempo, y su contenido tiene escritos de un adolescente, un joven adulto y posiblemente tendrá de un adulto. Este no es un proyecto, ni nunca escribir ha sido para mi una forma para lucrarme, pero una expresión y una conexión con lo que siento, lo que veo, y lo que escucho. Si bien el autor, o más bien la criatura que ha desarrollado estas locuras, ha evolucionado e involucionado con el tiempo. Pido paciencia, nisiquiera yo mismo sé que escribí ni el porqué lo escribí. Sin más, feliz día a todos.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Cambio de temática

Han pasado ya muchos años desde la última vez que entré en este blog. Debo decir que su abandono fue infortunado, sin embargo le daré nueva vida a este espacio con los cuentos he historías que escribí durante los años de ausencia. Espero que para ti, querido lector que te encuentras inmerso en mis palabras, sea de tu agrado y que puedas disfrutar en este espacio lo que el Racimo de Letras tiene para ofrecerte.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Una historia mas de navidad.

Y de esta forma comenzó su día, desganado, enojado y en víspera de navidad. No podía entender este sentimiento que ahogada su cabeza y cegaba sus ojos. Solo sabía que se encontraba muy pero muy desolado. “Espíritu de navidad” escupió estas palabras de su boca mientras pronunciaba una burlona carcajada, “si claro, como si alguien creyese en eso.” se levantó de su cama, aun tenía el pantalón que había usado la noche anterior. No se sentía descansado, no se sentía nada mejor, estaba sufriendo la resaca emocional mas poderosa de su vida. Este era la clase de hombre que no podía vivir con incertidumbre, a pesar que su vida consistía en una gran masa de esta.
Se puso de pie y se dirigió a su cocina, rebusco por esta pero no encontró alimento alguno. Abrió la nevera y apenas diviso la tela que colgaba de esta la cerro con todas sus fuerzas. “Como si fuera el día de brujas.” Se dijo a sus adentros y continuó buscando algo que comer.
Se rindió al poco tiempo y decidió ir a tomar una ducha y así dentro de esta inundar todos los pensamientos que lentamente le asfixiaban y le torturaban en su interior. No lo logro, y salió de su ducha igualmente atormentado. Su teléfono comenzó a sonar y al contestar de este y mirar la pantalla de este totalmente rota no pudo hacer mas que alimentar mas ese sentimiento de miseria que le agobiaba. Intento ignorar este y contestó la llamada, en un intento desesperado por olvidar su cabeza.
“¡Jose! ¿Como te encuentras?” preguntó la voz dentro del auricular. Era Camilo, uno de sus amigos mas cercanos.
“No, hombre, ¿como te encuentras tu? ¿Como esta todo por tu casa?” le respondió este, con esperanzas de no tener que contestar la pregunta de su amigo.
“Pues por acá todos estamos bien, estamos emocionados de celebrar este día en familia, y tu que? ¿Como estas? ¿Que haras hoy?” y pensó en esquivar la pregunta de su amigo otra vez, sin embargo ya lo conocía, no pararía de preguntar, y el no era un hombre mentiroso.
“La verdad, para serte sincero me siento mal. Estoy bastante triste pero aún no puedo entender por que.” Replicó a lo que su amigo instantáneamente respondió “¿Que te paso hombre? ¿Que tienes?” y ahora se encontraba donde no quería estar. “Pues viejo, te confieso que no se que tengo, no se por que me siento así verdaderamente lo encuentro extraño.” Aunque no estaba siendo totalmente sincero, si sabía por que estaba así, solo que no quería platicar de este tema con su amigo, realmente no quería platicarlo en absoluto. “Debe ser por que la familia anda bastante lejos y debo estar sintiendo solo.” Esta vez decidió mentirle, y bueno la conversación continuó con su amigo muy amablemente invitándole a la cena con su familia y este desolado hombre rechazando esta oferta.
Al colgar el auricular el hombre se metió a su computador y platico con un par de sus amigos, les comentó lo que le estaba ocurriendo, esperanzado de no ser el único, pero al parecer era así y nadie podía realmente entenderle.
Decidió salir a comer algo, claro estaba que salir en víspera de navidad no era la mejor idea ya que los supermercados se encontrarían infestados de multitudes de personas buscando regalos, ingredientes para la cena de navidad, o buscando un lugar donde guardar su amargura.
Al cerrar la puerta de su apartamento solo tenía una cosa clara, aunque realmente no sabía que era, solo sabía que dentro de si estaba un mal presentimiento y esto le preocupaba. Entre agarrar el automóvil y caminar, prefirió caminar, necesitaba despejar su cabeza. Caminó por las calles pero se sentía en un día común y corriente. -¿Donde se quedo la navidad?- pensó y continuó caminando, miró dentro de las vitrinas de todos los locales que había a su alrededor y en ninguna encontró lo que buscaba.
Desesperadamente recorría el rostro de las personas que yacían en estas y ninguno le podía proporcionar esa chispa, por que una sonrisa en ninguno asentaba. Sacó su celular de su bolsillo y se detuvo. Se quedó mirando su pantalla y sintió como dentro de su cuerpo su estomago se estremecía. Estaba claro, debía ir a reparar de este o esta pena que colgaba de sus hombros no perdería su peso, o al menos eso pensó.
Continuó caminando por los locales que le proporcionaba la fría cuidad y decidió entrar a uno de estos. Miró a los ojos a la señora que se encontraba dentro de este.
“Buenos días señor.” le dio la bienvenida esta. “¿En que le puedo colaborar?”
Esperanzado le mostró su celular y le preguntó si esta podría ayudarle a repararle. Ella negó el poder hacerlo pero le dijo que se adentrara dentro del local y hablara con el técnico. Este se encontraba sentado en su silla con varios móviles del mismo estilo y bajo reparación. Le comentó de su caso y le entregó a este su celular, este reclamó poder arreglarlo pero que se demoraría un cuarto de hora, brevemente el hombre acepto y siguió a sentarse en la tienda.
Se encontraba solo con la señora dentro del local entonces decidió invadir la cabeza de esta al bombardearla con preguntas.
¿Que tal esta fecha? ¿Que te parece? ¿Con quien estarás? ¿Celebración en familia o en clubes?
Y pudo sacar de esta conversación lo que buscaba, el poder ver el trazo de una sonrisa en un rostro ajeno, ya que parecía que el suyo no lo haría mas. La reparación de su aparato no se hizo esperar mucho y en muy poco tiempo esta ya se encontraba preparado para salir del taller.
-¿Por que no le pedí uno a Santa Claus- sarcásticamente recitó dentro de su cabeza mientras continuaba con sus burlonas dolorosas y nada saludables carcajadas interiores.
Sintió un retorcijón en su estomago y se fue a un centro comercial a comer para satisfacer sus necesidades. Como lo había pensado anteriormente, estos se encontraban totalmente repletos de compradores. Y con su esperanza perdida decidió ignorar los rostros de las personas, aunque no obstante le fue imposible, y dentro de estos no encontró lo que con tanto desespero buscaba. Fue a cafetería y se sentó solo en una mesa, compró una hamburguesa y disfrutó de esta con todo el gusto.
Cogió la perilla entre sus dedos e introdujo la llave dentro de esta, la giró varías veces y ya se encontraba en casa. Arrojó las bolsas imaginarías de mercado sobre la mesa del comedor y se sentó en su sofá. La luz dentro del cuarto era bastante tenue, se percató de no haber abierto las cortinas, de igual manera no quería estar infestado de falsas esperanzas.
“Que día mas amargo.” se recito así mismo mientras recordaba las palabras de un amigo suyo. “Deja de traer las malas energías a tu vida y mírale el lado positivo a las situaciones.” “El lado positivo” dijo mientras expulsaba un aire de frustración.
Se acomodó en el sofá y cerró sus ojos por unos instantes. Trató de organizar las ideas dentro de su cabeza pero no podía. -Estoy rogando por algo que no existe- pensó, y ese era, esa era la razón por la cual su pesimismo lo consumía entre las llamas de la desesperación. Se levantó de su mueble y se dirigió al cuarto. Arrojó una pastilla que encontró dentro de su mesa de noche a los confines de su estomago, haciéndola viajar por los pasadizos de su esófago. Empezó a sentirse extraño. -Mi última escapatoria- pensó en los adentros de su cabeza, y de un momento a otro parecía ya nada importarle. En algún rincón de su conciencia podía sentir las lagrimas que la mascara que yacía como la expresión de sus ojos jamas revelaría. Y poco a poco entrando a los oscuros rincones de la demencia fue olvidando su realidad.
Y entre cordura y locura fue pateando las puertas que le aprisionaban a una imaginaría festividad mientras sintonizaba en otro hemisferio de su cabeza los recuerdos de su infancia y de sus otras navidades. Seguramente por eso se sentía tan solo, por que en navidad fue la única época en la que se le permitía ser niño de pequeño, y bueno, si esos recuerdos podían en su totalidad integrar la palabra infancia, por que a su opinión personal ningún recuerdo en su cabeza lo haría.
Dejando atrás su infestada cabeza se vio adentrado dentro de una jungla de colores e ideas. fue visitando dimensiones paralelas y otros mundos, mirando cuadros en exposiciones de arte y comentando acerca de libros, argumentando acerca de la situación mundial y relajándose en una playa. Todo lo que necesitaba en un viaje de 2 horas. Sentía frío aunque sus ojos miraban el cálido sol que se asentaba en el lejano cielo. En los rincones mas profundos de su cabeza escuchaba voces, unas reían, otras lloraban y otras gritaban con desesperación. Se vio sentado bebiendo vino con unos intelectuales en una mesa. Sus ojos resaltaban los colores de la ciudad y su cabeza maquinaba 300 millas por hora, una velocidad que ni Einstein podría manejar. El circuito de sus sentimientos perdió el camino y se trazaba aleatoriamente por la vía del engaño, creyendo recorrer una tranquilidad absoluta, basado en una desilusión camuflada.
Pero como todo auto de carreras este se detuvo y fue en el instante que golpeó la pared de la cordura. Cayó en unos matorrales y abrió sus ojos para ver dentro del cristal de una hermosa casa que estaba delicadamente vestida de festividad. Le era algo parecida esta casa, y en su cabeza sintió el ligero deja-vu. Golpeó su frente en el cristal y divisó dentro de esta la imagen con la ternura mas grande incrustada. Vio los rostros de los integrantes de una hermosa familia, y en sus rostros se hallaban pintadas las mas grandes sonrisas que el había visto en su vida. Vio un árbol de navidad lleno de regalos debajo de este. Los calcetines colgando de la chimenea, repletos de dulces. Vio el chocolate caliente, vio los niños, a sus hijos, vio el rostro de su esposa mientras que acariciaba la cabeza de estos. Mientras les besaba la frente, podía oler el pavo dentro del horno. La perfecta navidad, la festividad en un cuadro movible, vio entrar a su madre y a sus hermanos, cada uno con su pareja y sus hijos, y luego vio a un hombre entrar. Este se le acercó a su esposa y le besó los labios, los niños corrieron detrás de este y lo tumbaron al suelo, todos estaban llenos de carcajadas y sonrisas, carcajadas que a diferencia de la suya se encontraban totalmente llenas de alegría. No sabía quien era este misterioso hombre, ya que su semblante le era irreconocible en un principio. Luego se percato de una quien era. Y sus ojos le proyectaron una gota de agua cayendo en la helada nieve. Sintió el ardor de este recorrer su rostro, y volvió a mirar al hombre. Ese hombre de la gigantesca sonrisa era nadie mas ni nadie menos que el mismo. Y en ese instante la imagen que se cuadraba a su alrededor se tumbo como un castillo de arena, y vio como las cenizas le borraban el recuerdo de la familia que alguna vez tuvo y de lo mucho que pudo haber hecho si hubiera obrado mejor en un pasado. Después del efecto placebo que unas drogas le proporcionaron, su mente se negó en dejarle desviar su vista del castigo que se merecía. En ese instante gritó con todas sus fuerzas y abrió sus ojos para encontrarse en el mismo lugar desde donde había viajado hacía ya unas horas. Se encontraba de vuelta en su sofá, y a su sorpresa se encontraba rodeado por absolutamente nadie. Recordó a los fantasmas de la navidad y espero que su presente, su pasado y su futuro le visitasen, pero ninguno lo hizo, nadie lo hizo, por que nadie quería saber de el, no en este día, no en el próximo.
Y sin poder aguantarlo mas, esperó a las doce de la noche para celebrar noche buena.
Puso los cubiertos en la mesa, una vela y sirvió cuatro puestos, se puso un traje formal, ya que no quería que pudieran haber complicaciones, y decidió unirse a los suyos. Terminó de escribir lo que aparentemente sería su último cuento.
Colgó de lo mas alto de su habitación un nudo, se montó en una silla, y prosiguió a continuar con el destino programado por el historia que había servido en su comedor como cena de noche buena.

sábado, 21 de mayo de 2011

¿Donde se quedo la hoz?

“Pensando en ti me entraron estas ganas de escribir.
Pensando en ti encontre de que escribir.
Pensando en ti pude sentirme bien.
Pensando en ti apacigue mi alma
Pensando en ti me quede adormecido, atontado.
Pensando en ti se me volo el tiempo.
Pensando en ti no tuve tiempo para preocuparme.
Pensando en ti no tuve tiempo para pensarte
Pensando en ti se me volo la cometa, perdi el nylon, se me quemo la sopa, y me enrrede y cai al suelo.
Pensando en ti desee tantas cosas.
Pensando en ti olvide mi trabajo
Pensando en ti olvide mis heridas
Pensando en ti descubri el amor
Pensando en ti perdi el tiempo
Por que aunque pensara en ti se me volo el dinero.
¿Pero a quien le importa si estaba pensando en ti?.”

Y el poeta, que con una gran falta de rima en su poesía escribía estos versos mientras se sentaba a observar como se movía el agua por los canales de su ciudad. Estaba descalzo, con su ropa un poquito rasgada y con una vieja libreta en sus manos. En su mano yacía una pluma, con su tinta casi acabada. Fijó su mirada en el despejado cielo y suspiro. “El amor” se dijo así mismo. “es un sentimiento tan mundano.” y mientras hacia una antítesis de su sonrisa y sus palabras empujó la enorme roca que por medio de una soga amarraba su pie. Y así se adentro...

Despertó en su cama respirando fuertemente y bañado en sudor. “¡Que demonios! ¿Este sueño de nuevo?” se preguntó mientras despertaba de lo que parecía ser su pesadilla. Se encontraba muy agitado. Se sentó en su cama, cerró los ojos y sintió como los rayos del sol que ya se encontraba filtrandose por su persiana. “¿Que demonios?” se preguntó mientras su voz se quebraba y le recorrían por el rostro sus lagrimas. “¡Por que vienes a mi cada vez que no te necesito!” grito en medio del desespero. Afuera en la calle se encontraban unos niños gritando de la euforia y jugando con sus canicas. Este sonido le perturbo aún mas y agarró su cabeza entre sus manos tapando sus oídos. Juntó todo su cuerpo hasta quedar en posición fetal mientras las lagrimas drenaban su cuerpo. Se quedo recordando tiempos aquellos. Hasta que finalmente se quedó dormido de nuevo.

Se encontraba en un parque, un cielo azul por encima suyo. Este día le era familiar. Miro a sus alrededores y se vio totalmente solo. Aún estaba joven, nadie le interrumpía de su sereno descanso. Se sintió como entre el cielo y la tierra, a medio descansar, pero no era un sentimiento incomodo. Se sentía sin preocupaciones, tranquilo, como si nada pudiera interrumpirle de su constante descanso. Se acostó en el césped y continuó mirando al cielo. Derrepente sonó su teléfono celular. No tuvo prisa alguna y lentamente lo saco de su bolsillo, miro en su pantalla y atendió su llamada. “Si, okay, esta bien, ya voy en camino.” Lo que parecía que nadie le podría interrumpir se le desvaneció en segundos. No alcanzo a pararse totalmente del césped cuando ya se encontraba en casa de su madre. “¿Me llamabas madre?” le preguntó a la mujer que yacía frente a el. “Javier, ¿Donde andabas metido?” le preguntó esta y el se rehuso a contestarle. “En alguna parte mamá, en alguna parte.”
Luego como una ilusion este scenario se desvaneció y el vio como todo a su alrededor se convertia en polvo. “Yo pude ser lo que tu querias si tan solo me hubieras dejado intentarlo.” le murmuro a los recuerdos que el viento se estaba llevando.

Se levantó de la cama con sus ojos enrojecidos he hinchados. Esta vez no tuvo pregunta alguna acerca de su sueño. Se encaminó a la ducha, abrió la regadera y dejo que el agua le invadiera todo su cuerpo. Cerró los ojos y dejo que el chorro le cayera sobre su rostro. Cerró la ducha y salió del baño, no agarró toalla alguna. No había ninguna clase de tela que pudiera ocultar sus penas. Se encaminó a su cama con su cuerpo totalmente húmedo. Se sentó en ella junto a la mesa de noche é introdujo dos pastillas dentro de un vaso de vidrio. Estas empezaron a desvanecerse al tocar el liquido. Pastillas efervescentes. Ya no habían niños a su alrededor. Ya no habían voces ni sueños ni poetas ni rocas ni nada parecido. Lo único que había era el sonido que producía la pastilla que ya se encontraba desvaneciendose en el fondo del vaso. Se tomó las pastillas y comenzó a sentirse mejor. Fármacos, era increíble que tuviera que sostenerse a base de estos. Se quedo en su cama durante unos segundos con la mente en blanco, y prosiguió a cambiarse. Se puso encima un pantalón de drill, unos zapatos de material, una correa de cuero y su camisa, saco y corbata. Y así decidió salir al mundo. Su mente adormecida, casi drogada no le hacía preocuparse por donde caminaba, su cuerpo deambulaba sin rumbo alguno y sin necesidad alguna por las calles de la ciudad.
Miraba los carros pasar, las luces de parqueo de estos. Ya era de noche nuevamente y el no tenia donde ir. Un carro le paso por el lado y le empapó con pequeño tsunami de agua que una vez mas invadió su cuerpo. Este le dejó un poco aturdido y lo hizo adentrarse en la calle. Lo último y primero que vio al abrir sus ojos fue una intensa luz y frente a sus ojos y un letrero que decía “Calle 204” por encima, sus oídos no alcanzaron a percibir la frecuenta de la bocina cuando.
Quiso correr pero no esconderse. Aún era un niño, estaba jugando a las escondidas con sus amigos. Siempre le tocaba contar a el ya que no tenía un buen sentido de la orientación y se le dificultaba ocultarse. “10, 9, 8...” y así continuaba la cuenta regresiva. Sus amiguitos corrían por todo el parque buscando donde hacerse, unos se escondían bajo las escaleras, otros sobre el pasamanos, unos detrás de los carros y otros dentro del baño. Fuera donde fuera que se escondiera no importaba por que “3, 2, 1, Listos o no ¡ahí voy!” y así comenzaba de nuevo su búsqueda. Esta vez sin drogas en su cabeza y con sus ojos en alto. Comenzó a buscar a sus amigos. El sol fallecía por cada minuto de su búsqueda y el aún no se daba cuenta de esto. Buscó en todas partes. Bajo las escaleras, encima del pasamanos, detrás de los carros, é inclusive en el baño, pero era inútil, la única presencia que le acompañaba era la luna. Esa grande y esplendorosa reina en los altos cielos, que sin embargo no le prestaba cuidado al niño. Por que ella de ser niñera se había retirado hace mucho tiempo y había dejado en el olvido el amor al hombre. El daba vueltas y vueltas, buscando y buscando hasta que se encontró con algo que no buscaba. Un pitbull yacía mirando al niño, observando cada uno de sus pasos. Cualquiera que hubiera visto esta escena hubiera comentado “Pero que tonto, ¿Como se atreve a entrar al patio del señor Jackson?” Era el perro mas temido de todo el vecindario. Este le miró y le congeló el alma. ¿Que podia hacer un niño con una bestia? De su boca se expulsaba una baba blanca y viscosa. Odio, enojo y hambre se proyectaban por los ojos de la feroz bestia. Los pantalones del niño te tiñeron oscuros, cosa que no le agradó al perro ya que se sintió desafiado. El niño sabia que no estaba en tu territorio, estaba asustando, tanto como para orinarse en sus pantalones, tanto como para llorar y suplicarle a una feroz bestia por su salvación. El perro comenzó a gruñir y el niño envés de reaccionar cerro los ojos y sintió como sus ojos se llenaban de lagrimas. “A, A, Ayuda” Fueron las únicas palabras que salieron de su boca pero no había nadie cerca a el y el lo sabía. En un intento desesperado se volteó y comenzó a correr, esparciendo pequeños rastros de su orina por todo el patio. El perro cuya expresión nunca había cambiado empezó a ladrar y a perseguir al niño. El intentaba correr pero el perro era mas rápido que el, en un momento intentó voltear a ver donde se encontraba el animal pero le fue inutil, ya que cuando este fue a voltear la cabeza sintió en su espalda como el peso de tres sacos de papa y 32 afiladas puntillas caían sobre su cuerpo. El niño no alcanzó a caer al suelo cuando sintió como su hombro derecho era desgarrado por los afilados dientes.

El veía la sangre. No podía respirar bien pero escuchó como el un hombre de bata blanca decia. “Pero si es niño.” sentía desespero por toda su piel, se sentia secó, lastimado, y degradado. ¿Por que tenian que sacarlo de su hogar? Entre muchas luces pudo detectar la cara de un hombre que empapada en lagrimas y con una gran sonrisa le observaba. Pudo mirar a una mujer en una cama, ella se encontraba totalmente agotada pero de alguna forma u otra con ganas de recibirlo entre sus brazos. Sintió el extraño deseo de querer estar con ella. No sabía quien era ni por que, nisiquiera imaginaba que era lo que le causaba este sentimiento. Luego vió como dos pedazos metálicos se acercaban a el. Veía como sin autoridad alguna el hombre de blanco agarraba un afilado instrumento y proseguía a contarle una parte de su cuerpo. Llorar y patalear le fue inútil ya que el hombre estaba decidido. Lo agarró entre sus mano.

Tembloroso, asustado, así se abrieron sus ojos. Una vez mas fue obligado a presenciar la muerte de otros. Desesperado, con su cara seca de tantas lagrimas escondió su cabeza entre sus piernas y se quedo inmóvil. Si tan solo pudiera el hacer algo. Hacer algo por todos ellos. Pero definitivamente la muerte era constante y el no podía cambiar su trabajo.

martes, 10 de mayo de 2011

El joven y el sueño

Its getting kind of Dangerous out here.
Solía pensar eso, mañana, tarde y noche. Teniendo miedo.
¿Pero por que lo hizo? Por que dedico su vida en siempre tener las palabras adecuadas en la boca para la gente que quería ayudar. ¿Por que nunca pensó en si mismo antes que los demás? Por que tal vez su vida ya no le pertenecía, pero su vida se constipaba de todos aquellos que una vez le completaron. Se vio corriendo dentro de un bosque, llorando, transpirando, y perdido. Miro a sus alrededores y buscaba un horizonte, sin embargo este se hallaba disfrazado de diferentes tonos marrones y las sombras de los arboles.
-Esto es increíble- Pensó. Mientras continuaba corriendo con su desequilibrada respiración. Detrás de el podía escuchar a los perros ladrando, persiguiendo, oliendo la sangre que ya se hallaba fluyendo por sus talones. Sus ladridos infernales le perturbaban. Pero el continuaba corriendo sin importar el dolor. Corrió y corrió, como si el fuera el líder de los sabuesos, mostrándoles el camino. Salto sobre una rama, se agacho ante otra, y continuaba su camino sin parar. Claro así era el sueño.
Pero no podría correr por siempre. En ese preciso momento, cuando se hallaba pensando acerca de su salvación el cayo en el suelo, volteó hacia el cielo con esperanza de poder observar por última vez a la luna pero lo único que pudo ver fue como la boca del feroz perro se abría, y como sus afilados dientes brillaban como si estuvieran hechos de una piedra preciosa. El perro ya parado sobre su pecho y aullando a la escondida luna, prosiguió por la Yugular.

martes, 19 de abril de 2011

Importados

Y estoy triste, lo acepto. Pero ¿Que se puede hacer? Acaso a alguien le importa. Si a alguien le importa, no, no es cierto. Les preocupo, pero no les importa que este triste. O ellos pueden creer que es así. ¿Pero como saber si estoy triste o feliz? Nadie ha entrado en mi mente ¿O si? Tal vez soy yo que soy paranoico y quiero pensarlo de ese modo. No, no es cierto, nadie puede entenderme. Y no es por que no puedan pero por que no les importa. Pues pondremos un ejemplo. Cuando una persona esta triste, suele pedir ayuda (yo no lo hago, soy muy orgulloso) y aveces es escuchado y aveces no. A muchos les importa y a otros no, por que realmente importar no es poner atención. Pero digamos que 30 segundos después hay una acontecimiento que probablemente aparezca en los periódicos al otro día con un titular que dice. “Joven de X años decide saltar de su balcón en el piso X con X intenciones.” Ahora a todos nos importa por que este pobre joven se ha quitado su vida. ¿Pero si alguien le hubiera importado, el se hubiera quitado su vida? Es absolutamente absurdo que esto pasara. (A menos claro, que este joven estuviera enfermo, donde es completamente comprensiva la decisión que tomo en el caso que a nadie le importe) pero que tal, que tal que alguien siempre estuviera ahí para ti. ¿Ah? Que pudieras saberlo, sentirlo, tenerlo, agarrarlo, o la, el momento que quisieras y como quisieras, que te diera vida. Una clase de elixir, o de salvación. Pues si tu me das vida me haces feliz, no es cierto. ¿O si? Pues la gente siempre quiere tener una excusa para estar triste. Un No, o un Si es suficiente para prolongar el tiempo de reconocimiento de la acción.
Digamos que te amo, pero no me importas, o no te pongo atención. También existe este caso, es triste. Pero pues la persona (en nuestro caso ejemplar) muere y todos lloran y te extrañan tanto. “¡Si yo hubiera hecho X cosa!” Pero nadie quiso despejar la X de la salvación o de la destrucción.
Pero dejemos el pesimismo atrás, escribamos algo hermoso
...
Imposible, nací para ser miserable, e infeliz.
¿Es otra excusa o una realidad? Realmente no importa, por que a nadie le importa.
Se sienta un hombre en la sala con su psiquiatra.
“Y bueno señor, cuénteme. ¿Que le ocurre?”
“A nadie le importa.”
El psiquiatra solo escribe en su cuaderno el diagnostico de su nuevo paciente.
“¿A Nadie le importa señor? ¿Pero a nadie le importa que?”
El paciente mira a su alrededor, mira de reojo la cara del psiquiatra y luego fija su mirada al suelo.
“Estamos en un parque, es hermoso, mira ese prado verde, tiene un lago azul, tiene un sol amarillo radiante encima del cielo. Tiene gente riendo y llorando, están comiendo y tomando. Descansando es un hermoso día en el parque. Y si no lo hacen intentan ser felices. Bueno eso no importa, ellos solo hacen parte del contorno. Y entonces están todos estos elementos juntos en el parque cuando el sol se esconde y el verde pasto ya no es verde, el lago pierde su azul y la luz se desvanece. Probablemente algunos se queden, las parejas de enamorados, pero eventualmente se irán y cuando se vallan ya no habrá nadie. Y cuando no hay nadie, ahí empieza nuestro experimento, por que hay millones de restos de basura en el suelo. Paquetes, frascos, comida, de todo, una gran variedad de productos. Y acá te pregunto mi querido doctor. Mientras que este lugar muere bajo la mugre de la gente que lo ama, ¿A quien le importa? ¿Alguien recogió la basura? Este parque es amado, pasa la pareja de enamorados. “Mi vida. ¿no te parece hermoso? Me fascina este lugar es tan bello.” Pero cuando se van el parque esta lleno de basura, y entre excusas y la exasperación de ahogarse en su amor, dicen no ver los contaminantes que llenan a este. Al otro día vuelven se sienta, se besan se adoran se aman, pero ¿A quien le importa el parque? Nosotros los humanos somos lo mismo que este hermoso parque, necesitamos de alguien que lo limpie, sino terminamos contaminados y morimos. No necesitamos gente que nos visite y nos diga que nos ama, necesitamos gente que nos cuide y que realmente le importemos. Pues si hay uno solo que agarra la basura del parque y la recoge, ese ama a ese parque. Aunque nadie nunca esta para ti para recoger tu basura. ¿Que tal acerca de los que recogen la basura del otro?”
El psiquiatra con una lagrima en su ojo pregunta.
“¿Que con ellos?”
Y de nuevo el paciente continua.
“Pues digamos que esta pareja arrojó toda su basura por la naturaleza, y a la hora de irse pues, no les importó dejarla ahí. Quisiera preguntarte, ¿Que van hacer? Pues nada, solo se largaron y no les importo” en este momento la lagrima empieza a escurrirse por la mejilla del doctor. “y pues, pongamos un nuevo ejemplo, digamos que la pareja se fue y todo el parque quedo totalmente contaminado. Pero un viejito andaba caminando en la noche para despejar su mente y vio toda la basura, le pareció increíble que le hicieran una cosa semejante a un parque tan hermoso y fue hasta su casa, volvió y con una bolsa de basura recogió cada pedazo. Pues podemos ver como es por el viejo que el parque puede sobrevivir, pero ahora te pregunto, ¿Como hace el parque para devolverle el favor al viejo? ¿Puede el parque cuidarlo, o siquiera importarle? No, no puede, por que solo es un parque, ahora vemos al enfermo como el parque. ¿Puede el enfermo curar? Muchos dicen que si pero no, no es posible. El enfermo solo esta enfermo y así perdurara. Bueno entonces el viejo recogió la basura, a nadie le importa como estará el después de su esfuerzo. Pero bueno, ahora el parque esta bien, volvió el sol y de nuevo llego otra pareja, no importa si es la misma o es diferente y lleno el parque de basura, esta vez el viejo no vino, no es su trabajo recoger la basura. ¿A quien le importa el parque, igualmente ahora esta empezando a morir de nuevo y nadie puede ayudarle. Eso nos pasa con los que pensamos en la muerte todos los días.”
El psiquiatra empezó a llorar desconsolado. ¿¡Por que escribo esto!?
Y continua el paciente demostrándole al medico su incompetencia, por que sin importar si le ayuda o si lo saca de su depresión temporal, eso volverá. Por que cada día alguien le hecha un nuevo grano de basura a este parque. ¿A quien le importa? A nadie, por favor seamos realistas, la mejor forma de sobrevivir este mundo es siendo un lobo solitario, a nadie le importa, y lo peor es cuando quieres que a alguien le importe. Pero a nadie le importa, no eres nada. ¿O si? No se, no me importa explicartelo, solo te sustento la posición universal. De otro modo, el mundo seria un lugar feliz. ¿Pero dime por que escribo esto?
El lobo sale de su hogar corriendo totalmente solo hasta el horizonte. Allí mete un aullido y vuelve a correr, por que nunca encontrara el horizonte. Que triste, pobre lobo, pero a nadie le importa. ¿Quien lo detiene y le explica, “hey amigo, no hay horizonte.”? ¿Nadie cierto? Por que a nadie le importa verlo correr. Por que el solo pasa, y el mundo sigue en camino, pero nadie, nadie, nadie quiso perder el tiempo como para explicarle a esta pobre bestia que esta buscando algo inalcanzable. La felicidad es este horizonte.
Pero antes de finalizar quiero demostrarte otra cosa, querido lector, quien probablemente no terminaste de leer esto por que no te importa.
A mi me importa. ¡Me importas! Y te quiero. Y aunque no se quien eres ni que estas haciendo. No se que clase de persona eres, ni por que lo eres. ¡Te adoro! Por que cuando quieres saltar de tu balcón 10 pisos hacia abajo yo estoy contigo, y yo te quito las ganas de saltar y te hago quedarte conmigo. Por que cuando corres en el desierto solo, y aunque no quieras mi compañía, estoy contigo, de alguna forma u otra, y aunque yo sepa que nunca llegaras al horizonte, te espero 50 metros atrás para poder divisarte como si tu hicieras parte de el, para que sepas que te veo feliz y que si te sigo, aunque no lo sepas, es por que me importas y por que te quiero ver feliz. Y cuando botan basura los demás, así no sea mi trabajo paseo por tu campo de noche sacando cada pedazo de excremento que estas personas dejaron sobre ti. Y no lo entiendo si eres tan bella, ¿Por que te hacen eso? ¿Y aun dejas que pisen tu césped? ¡Dios, un trabajo interminable! Pero siempre tengo la misma excusa, ¿A donde vas? Iré a caminar un rato de noche. ¿Y esa bolsa? Ah, ¿Esta? Pues digamos que es mi compañera. Mientras me hacen malas caras y me preguntan. ¿Para que malgastas tu tiempo? ¿Para que malgasto el mío? ¡Para que malgastas el tuyo! Y aunque a mi me importes y quiera cuidarte, así tu no quieras que yo lo haga y yo no te importe en absoluto, quiero que sepas, que a mi no me importa que a ti te importe. Por que eso es realmente lo único que no me importa. Ya que siempre andas igual, sin importarte, y sin yo importarte, aunque me ames, o digas de amarme, aunque yo realmente sepa que no me amas, nisiquiera me quieres, quiero decirte que no me importa, tu realmente no me importas, aunque igualmente te adoro, te cuido y te protejo. Quiero que sepas que no me importa lo que te importa, por que de importarme lo que te importa no me importaría importarme, nisiquiera me preocuparía por que me importarás. Pero a nadie le importa importar hasta que son importados, y los que no somos importados por nadie no queremos que nos importe, ya que nos importan algunos lo suficiente como para poder importarnos todo. Y si todo nos importa, es por eso que somos miserables, por que siempre nos importa verte bien. Pero nunca nos importa vernos bien. Igualmente eso no importa por que eso a mi no me importa, y a ti no te importa y si no nos importa no hay por que discutirlo, por que acá lo único cuestionable es si realmente nos importa. Pues no, no nos importa, pero te amo.